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Racionan el agua y más caro llega el recibo; se ahorra energía y las rebajas no se notan

SERVICIOS PÚBLICOS ANIQUILAN MICROEMPRESAS


LAS pequeñas unidades productivas están alejándose de los sectores tradicionales porque las altas tarifas de los servicios públicos los sacan corriendo.

Hoy, es mejor fabricar calzado y ropa artesanalmente que valerse de la tecnología para agilar procesos. La encendida de una máquina cuesta demasiado. Los dueños de Enel se la aplican toda a quienes utilizan energía. Así ahorren, les cobran duro, además de la tarifa fija, algo adicional. Eso es penoso para las micro y famiempresas de la industria de la moda, que están volviendo a utilizar las máquinas de pedal, tijeras, bisturí, filudos cuchillos y cortadoras manuales, para evitar que las pocas ganancias se las lleve Enel.

En lo posible, y sin pensarlo, es necesario mantener las luces apagadas y valerse de la luz natural, dicen quienes han tenido que migrar a lugares donde no les sigan los pasos.

Igual está pasando con el agua: la racionan y en vez de premiar el ahorro, incrementaron las tarifas, no tanto por el líquido, sino por la recolección de basura, que es descomunal: por agua cobran 59 mil pesos y por la recolección de basura 185 mil pesos.

En los sectores productivos, caso del barrio Restrepo Ampliado, que consideran comercial e industrial por ser epicentro de la moda, están abusando y cuanto antes se tendrá que buscar soluciones; de lo contrario, nos quedaremos sin empresarios por la voracidad de los dueños del agua, dicen los industriales y comerciantes del calzado, confecciones y afines de la Localidad de Antonio Nariño.

Eso se tendrá que regular, están atentando contra el desarrollo empresarial, no solo de la zapatería, confecciones y similares, sino de otros sectores de la microeconomía que, sí o sí, necesitan luz y agua, que son esenciales en la vida de los seres de carne y hueso.

Colombia es una nación con dos océanos, con suficiente agua, que le alcanza para generar energía, no tiene que traerla de ningún lado, está en nuestro territorio. Sin embargo, quienes administran los servicios públicos se dan el lujo de cortar el suministro cuando se les viene en gana, por tener los suiches y los registros en sus manos.

Quienes les vendieron a operadores extranjeros y nacionales los servicios de energía y agua, lo hicieron de buena fe, querían que millones de colombianos tuvieran servicios dignos, pero el negocio condicionó su uso. Ahora lo que les interesa es la plata de los usuarios. Lo demás, les importa un carajo… gústele a quien le guste, ellos son los que mandan.

Amarraron tan bien el negocio, que ni el Gobierno tiene la potestad para decir esto se maneja así, estas deben ser las tarifas. El negocio fue perfecto y quienes lo hicieron son intocables.

Lo único es que, si queremos energía y agua, tenemos que someternos a las decisiones de los emperadores, quienes, por calmarnos la sed, permitir que nos bañemos y garantizarles suministro a los sectores empresariales, les tenemos que cancelar mucha plata.

La que más sufre por los servicios públicos es la gente que habita en las periferias y lejanías, en donde la energía es el radiante Sol y el agua que cae del cielo o extraen de ríos y quebradas.

No tienen plantas, los usuarios carecen de dinero para pagar; por lo tanto, a los zares de la energía y el agua no les interesa modernizarles los servicios públicos, porque son pérdidas seguras.

El gas y los derivados del petróleo, tambien tienen en vilo a los usuarios y a los protagonistas del desarrollo; se dice que habrá escasez y por ende las alzas son un hecho.

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