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Foto del escritorEl Peletero

Por los altos costos de los insumos y poca mano de obra

HABRÁ ESCASEZ DE CALZADO

Comercializadores que paguen al contado les tendrán las últimas tendencias a los consumidores en la Navidad y en el Año Nuevo.




Los buenos pedidos tienen laborando a los fabricantes de zapatos, no solo del Barrio Restrepo de Bogotá, sino de Cali, Medellín, los Santanderes, el Eje Cafetero y Pasto, entre otros, pero la capacidad de respuesta, especialmente de los pequeños, es mínima; irónicamente no por pagos, sino por otros factores como la inestabilidad de precios de los materiales y, lo peor, no hay trabajadores.

Los operarios migraron hacia los países vecinos o a Europa, donde a los guarnecedores, soladores, cortadores, finalizadores y quienes tienen conocimientos sobre la fabricación de calzado, además de pagarles bien, los valoran. Como están las cosas, peligra la temporada… habrá escasez de zapatos en Navidad y en Año Nuevo. Quienes hicieron pedidos en agosto, septiembre y octubre, con el compromiso del ‘yo le fabrico y usted me paga al contado (el 50 por ciento para iniciar y el otro 50 a la entrega de la mercancía)’, les tendrán calzado a los consumidores, le dijo una microempresaria al Periódico El Peletero.

Las importaciones de calzado extranjero, especialmente chino, por el alza del dólar y por la pandemia dejaron de llegar a Colombia en volúmenes, lo cual es una oportunidad, pero nuestro sector, con excepciones, no está en capacidad de aprovechar el momento, añadió.

En el pasado, por esta época, estábamos inundados de zapatos y ropa asiática. Hoy, no. Los comercializadores no se atreven a importar. Eso es buenísimo para la industria del calzado y ropa de nuestro país, pero no todo es color de rosa. Está complicado cumplir con los pedidos, no tenemos como hacerlos. Estamos laborando en familia, de sol a sol, pero lo más seguro es que no podamos hacer sino la mitad de lo que nos pidieron con anticipación, bajo la condición de pago inmediato, agregó.

Teníamos que llegar a esta instancia para que los comercializadores comprendieran nuestra situación. Lo que hacíamos era una locura… ¿Quién se endeudaba para fiar? Los zapateros. ¿Quién daba créditos al págueme como puedan? Los zapateros. Eso llegó a su final. Hoy, el fiado, el crédito y lo que no tenga plata como primer paso no existe… no es negocio.

De ahí que los productores de calzado, micros, famis y pequeños estén pasando a la historia y una nueva generación esté apoderándose del mercado, por aplicar la cultura del pago al contado, lo hago bien; impera la calidad, el diseño y le dan valores agregados, entre ellos la legalización, que brilla por su ausencia en el 99 por ciento de la industria del calzado. Igual cifra son micros y famiempresarios, que algunos llaman empresarios, pero en la práctica son artesanos. Mientras no se cambie la tendencia del hacemos calzado para sobrevivir, pocos cambiarán. Por lo tanto, serán zapateros hasta la tumba, con su propio estilo de hacer y comercializar.

A no ser que por la crisis y la pandemia, los zapateros reflexionen y demuestren que tienen mucho más que darle al desarrollo empresarial y a la sociedad, que camina cómodamente sin saber quién les hizo el calzado.

Zapateros: ha llegado el momento de mostrar la cara como actores esenciales de la economía, la elegancia y la salud.


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