¡FUERA CHINOS!
ABUSIVOS, esa la palabra que se utiliza para referirse a los asiáticos, que no desaprovechan ningún espacio a nivel global para hacerse notar con sus negocios, que son contundentes: donde llegan desplazan a comerciantes y productores de calzado y vestuario, no tienen compasión con nadie, son unas abejas…
En Colombia, desde la década del ochenta, los chinos han venido causando estragos en la industria de la moda, sin hacerse notar, y si los veían, más de uno se hizo el ciego. Solo reaccionaron cuando sintieron que las ventas de zapatos y ropa decayeron ostensiblemente y con ellas, el desempleo y los escasos ingresos de micros, fami y pequeños, que hoy ven como sus emprendimientos están desapareciendo.
La aplanadora china hoy se está sintiendo mucho más: antes eran los productos terminados a bajos precios. Ahora, están produciendo en varias cuidades, zapatos y ropa, con tecnología y materiales importados, utilizando mano de obra colombiana; legalmente: empleo, de acuerdo a la Ley laboral. Marcas propias y comercialización directa a costos razonables, dándole calidad a los tenis, zapatos y chancletas en EVA, que es uno de sus secretos para manejar costos de producción y ventas, que no tienen competencia.
Los chinos llegaron para quedarse, se dijo en el Periódico El Peletero, después de la pugna que se presentó en San Victorino, considerado como corazón comercial de Bogotá y de Colombia, que fue saturado de vestuario. Con precios irrisorios, sacaron a muchos de los nuestros del mercado, lo cual generó una dura reacción y llevó a pedir al Gobierno un control más eficaz de las autoridades. Eran bodegas llenas de calzado y ropa, sin documentos de importación, que obligó que se llegara hasta la expropiación, para poner en apuros a los asiáticos, que llegaron a valerse de testaferros para conquistar el mercado de prendas de vestir.
Luego de ese episodio, el negocio se les decayó. Pero no se quedaron con los brazos cruzados, continuaron explorando cómo les continuaban llegando a los miles de consumidores con estilos y vistosos colores, abriéndose espacios en los 32 departamentos y en los más de 1.200 municipios de Colombia, encontrando compradores al por mayor y al detal, en volúmenes, con lo cual tranquilizaron a los comerciantes de Bogotá.
Esto, sin embargo, les dio más alas a los chinitos, quienes observaron que el mercado colombiano de calzado y ropa es mucho más de lo que habían imaginado. Entonces, cambiaron la táctica: en vez de pagar arriendos, comenzaron a comprar propiedades, también les pareció atractiva la finca raíz y han adquirido casas, edificios, locales, centros comerciales y fincas, a los que pocos tienen acceso para que nadie les copie su modus operandi.
Hoy, en Colombia, los empresarios asiáticos tienen no menos de 25 empresas, en las que fabrican no solo calzado y ropa, al igual que venta de insumos y tecnología, también le pusieron el lente a los artículos para el hogar, que son desechables, lo mismo que los zapatos y ropa. Que por costos tienen una alta demanda, de todos los estratos sociales, a quienes les encanta renovar y hacen filas para comprarlos.
En Mosquera, Cundinamarca, desde hace 8 años tienen una fábrica de calzado, en la que producen no menos de 3 mil pares de tenis día. Ellos, sí saben para qué es la calculadora: según el movimiento diario aumentan o regulan la producción. Eso les permite tener el mercado a sus pies y con una proyección que les permitirá llenar el vacío que están dejando los zapateros y confeccionistas colombianos, que han dado un paso al costado por insostenibilidad.
Colombia está produciendo, si acaso, 25 millones de pares, y son 55 millones de personas las que necesitan calzarse.
Ahora, la novedad de los chinos son los zapatos, las chancletas y las suelas en EVA, que están en todo su furor, situación que tiene en alerta a los fabricantes y comerciantes de Medellín, Bucaramanga, Cali, Cúcuta y Bogotá, entre otros, porque se les metieron al rancho, y quienes están pidiendo en voz alta: ¡Fuera chinos!
Es tanta la eficiencia de los asiáticos que tienen la capacidad de montar una planta de suelas en EVA por tan solo 800 millones de pesos, con tecnología de punta garantizada.
La plaga china, como muchos los consideran, no tiene la culpa de tener la inteligencia y las herramientas para ser monstruos de la sociedad, con calzado, ropa y muchas cosas más. Ellos saben que la humanidad necesita vestuario a precios moderados y se lo tienen. Lo mismo que tecnología y muchos elementos que son esenciales en el desarrollo y supervivencia de la gente.
Los empresarios colombianos deberíamos hacer equipo para importar materias primas y tecnología de la Tierra del Sol Naciente, pero no. El egoísmo está acabando con la industria del calzado y similares.
Los chinos les han puesto en bandeja a fabricantes de calzado y ropa de Colombia, varias alternativas para que sean más eficientes y la respuesta es: esperemos que mejoren los mercados, que la economía tenga un mejor panorama y que la incertidumbre política pase, para invertir, dijo un allegado a los empresarios del otro lado, quienes inicialmente se la jugaron con 5 millones de dólares. La suma podría subir, depende de la respuesta de sus negocios: invierten para ganar y dar lecciones de cómo es que marcha la transformación de la productividad y de los mercados en el mundo.
Los chinos compiten no solo por conocimientos y poder financiero, también tienen en su mente demostrar que son monstruos, potencia económica: haciendo lo que muchos dejaron de hacer, tienen a sus pies a la competencia.
Espere más sobre los chinos en la edición 186 del Periódico El Peletero.
“Las chancletas en EVA y los zapatos asiáticos saturaron el mercado colombiano”
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