Varias fábricas de suelas dejarían de producir, por el poco margen de ganancias
Los comercializadores y consumidores de zapatos deben entender el nuevo orden económico que se maneja con el sube y baja del dólar.
En lo transcurrido de 2021, los proveedores de materias primas para calzado han elevado los precios cuatro veces. El negocio lo están manejando según el sube y baja del dólar, lo cual ha dificultado la estabilidad de la zapatería, por las constantes alzas de los materiales, que llevarían a muchas fábricas de suelas a cerrar sus plantas, parcialmente; el margen de ganancias no da para sostener el negocio.
Como están las cosas, es mejor apagar las inyectoras, mientras se normalizan las importaciones de materiales. Los fletes se dispararon más de 500 por ciento, desde China, lo que, unido a la escasez de algunos componentes, está haciendo imposible continuar, dicen los fabricantes de suelas, quienes no están dispuestos a trabajar a pérdida.
Si no hay solución, se acrecentaría el desempleo en el sector, que depende básicamente de los insumos importados. A nosotros nos duele tener que prescindir de los operarios, pero es mejor una decisión a tiempo, se les escucha a los sueleros, que conminan a los comercializadores y consumidores a que acepten el alza en los precios del calzado.
Al fabricante le da temor decirle al comercializador que, por la situación, le tiene que subir el precio, entre 2 y 5 mil pesos, dependiendo del tipo de calzado, si es en sintético, en plástico, tela o cuero. Esa alza no tiene reversa. El comercializador tendrá que aceptar las nuevas condiciones y él, a su vez, les deberá hacer entender a los consumidores que, por la pandemia y otros factores del mercado, es una obligación incrementarles el costo a los zapatos.
Así, el comercializador que estaba acostumbrado a ganarse hasta 100 por ciento en par, compraba barato y vendía caro, deberá ser menos ambicioso, y para no perder la clientela le tendrá que apuntar a una ganancia menor, si quiere conservar al comprador.
Como si fuera poco, tendrá que comprarle al productor de contado. Aquello de mañana le pago, si vendo, no va más. El crédito está pasando de moda y tenía que ser así, porque quienes hacen zapatos se endeudan para que el comercializador se lucre, sin ninguna garantía de pago, comentan los fabricantes.
La pandemia, en medio de su dureza, les está enseñando a los zapateros que el negocio es bueno si juegan a lo mismo: yo le produzco y usted me paga; no cuando se pueda, sino con el 50 por ciento para comenzar y la otra mitad cuando se entregue la totalidad del pedido.
Los zapateros colombianos están soportando una andanada de alzas en pegantes, hilos y herrajes, entre otros, por culpa del Covid-19, y no les queda otra alternativa sino subirle el precio al calzado u optar por dar un paso al costado, lo cual sería delicado para el sector, que les dejaría el camino expedito a los zapatos chinos y de otras naciones, entre ellas Brasil, que les ha vendido a los colombianos unos 5 millones de pares.
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