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Foto del escritorJOSÉ YESID ÁNGULO CAMPOS

Alimentos, empleo, salud y seguridad, pilares

LO ESENCIAL NO DA TREGUA


Retomar el ritmo después del fatídico Covid-19, no ha sido fácil. Entonces habrá que buscarle la comba al palo, de cada persona depende la calidad de vida, comenzando por cuidar lo que nos rodea.

La pandemia generó miseria y si no aplicamos sabiduría para sobreponernos, estaremos llamados a desaparecer. El mundo lo mueven los seres pensantes. Las máquinas y los robots son elementos que agilizan procesos, no más.

El 2022 entró en la recta final en medio del desconcierto por la carestía de los alimentos y el alarmante desempleo que, sumados a la inseguridad y al invierno, tienen en alerta a millones de colombianos, que se están enfermando al sentir, mental y orgánicamente, que el cuerpo no resiste el desabastecimiento.

Decir que el gobierno de Gustavo Petro es el culpable, que son causas de la pandemia, secuelas del mandato de Iván Duque, de la inflación y del incontenible dólar, son algunas salidas. Lo que no se quiere entender es que la economía de Colombia viene de capa caída por la politiquería, la impunidad y la corrupción, que se apoderaron a sus anchas de la riqueza de la nación, a la que saquearon con la complicidad de una justicia endeble, que le aplica la Ley al ciudadano de a pie, para disimular las aberraciones.

El estómago está sintiendo vacíos y cuando el hambre acosa pocos miden consecuencias.

Petro quiere el cambio, pero tendrá que garantizar lo esencial: alimentos, empleo, salud y seguridad. La comida no podrá faltar, menos en Navidad y Año Nuevo, que serán presenciales y las necesidades aflorarán.

Aquello de proteger a quienes atentan contra los bienes públicos y privados y las fuerzas del orden, es absurdo. El que la hace, la paga, no deberá tener términos medios; de lo contrario, pocos tendrán miedo; un país sin justicia se expone a lo peor, que es lo que no se podrá tolerar, ni hoy, ni nunca.

Colombia merece lo mejor. El Estado tiene las herramientas para garantizarlo, solo deberán, quienes imparten justicia, aplicarla sin anestesia, con derecho a la defensa, pero sin complacencias y compadrazgos, que es lo que nos está llevando al abismo.

Cuando el ser humano no es responsable por las buenas, se le tiene que hacer entender, si es necesario, con mano dura, cuáles son sus derechos y obligaciones. La historia no miente: donde no se han respetado las leyes, los gobiernos han tenido que imponer disciplina, que no es otra sino hacer uso de las facultades que les confiere la Constitución, dejando a un lado lo político, que se convirtió en un atizador, en vez de ser parte de la solución.

El sistema moda: curtidores de cuero, fabricantes de calzado, marroquinería y similares, lo mismo que textileros y confeccionistas, es referente importante de la economía y del buen vivir, pero extrañamente no hace parte del Plan Nacional de Desarrollo, con nombres propios: zapateros y confecciones, lo cual es preocupante. En este nuevo capítulo gubernamental, se espera que el sistema moda sea protagonista de la agenda económica.

Gustavo Petro los tiene en su mente. El mandatario es consciente de la importancia de los zapateros y confeccionistas del Barrio Restrepo de Bogotá, y de Colombia, pero lo del billete que les garantice sostenibilidad, no tiene cifras.

El vice ministro del Interior Gustavo García, dijo que al presidente le dicen: Rest… Petro (Restrepo), lo cual es un buen guiño… De pronto sorprende a los zapateros con lo que siempre ha soñado la base empresarial: apoyo directo, sin intermediarios politiqueros que utilizan a zapateros y confeccionistas para pedir recursos con el trillado cuento de que los van a fortalecer.

No es lo mismo producir, que comercializar. El que fabrica zapatos gana poco y el que lo lleva al consumidor final se lucra y, como si fuera poco, el Gobierno le gira, con el argumento de que da empleo… mentira, mentira, los héroes de la zapatería no salen en la gran prensa, en la radio, ni en la televisión, son genios que pasan desapercibidos, a quienes no les valoran sus obras.

Además, se sienten humillados por la actitud de los consumidores, que prefieren el calzado chino, que es regular tirando a pésimo y a un alto precio, en vez de consumir nuestros zapatos y ropa.

No más teorías, engaños y falsas expectativas. La industria del calzado, confecciones y afines de Colombia, merece respeto e inversión. Lo demás, es verso.

En la Reforma Tributaria no se habla, por ahora, de recursos para la industria de la moda. Eso quiere decir que el suplicio continuará, a no ser que el ministro de Industria, Comercio y Turismo Germán Umaña Mendoza, quien conoce de pies a cabeza a los zapateros y confeccionistas, les tenga un plan especial para que logren los objetivos: sostenibilidad, ensanchamiento de sus fábricas, exportaciones y, así, dar más empleo.

Estoy (estamos amenazados). ¡Libertad y orden! Exigir derechos y decir la verdad se convirtió en un riesgo; quienes tienen a sus pies la chequera de los dineros públicos, defienden su negocio, sin medir consecuencias.

En los primeros 100 días de gobierno, el presidente Gustavo Petro ha tenido que demostrar que los colombianos necesitan con urgencia un mejor mañana. Ahí va, colocando en discusión temas económicos, que pocos se atrevían a debatir, entre ellos la concentración de la riqueza y la destrucción de la naturaleza, que parecían intocables.

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